
Claves para un Discurso Impactante
Para preparar un discurso fácil de entender, instructivo y con buen contenido, necesita tener las siguientes características:
Un Discurso con un Tema Específico
Los discursos que valen la pena comienzan con preparación diligente, y eso exige tiempo y esfuerzo. ¡Pero qué gratificante es! Aumentar su fondo de conocimiento y tener algo verdaderamente provechoso para compartir con su auditorio. En lugar de hablar en generalidades, debe ofrecer detalles y asegurarse de que lo que dice es correcto. Esto edifica el aprecio del auditorio hacia lo que enseña.
Un discurso que exprese solo generalidades carece de peso y autoridad. Es vago y deja al auditorio en incertidumbre. Si se quiere que las ideas se recuerden, éstas tienen que ser específicas y exactas. Esto da evidencia de investigación y conocimiento del asunto.
Esta cualidad se puede adquirir en la preparación mediante preguntas como: ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? Generalmente no basta con decir que algo pasó. Dé nombres de lugares, fechas y razones. No basta con declarar ciertas verdades. Muestre por qué son ciertas y por qué es valioso conocerlas. Si está dando instrucción, explique cómo se debe hacer algo. Para saber cómo usar preguntas , lea el articulo titulado «Uso de las preguntas al hablar en público»
Lo que determinará cuánta elaboración es esencial es lo que ya sabe el auditorio sobre el asunto. Por lo tanto, considere al auditorio para asegurarse de los detalles que se necesitan.
Informativo para su Audiencia
Lo que pudiera ser informativo para un auditorio quizás no añadiría nada al conocimiento de otro grupo, o hasta pudiera dejarlo en total oscuridad. Es obvio, entonces, que el material debe ser apropiado para un auditorio particular.
El material que se presenta en cualquier discurso asignado debe considerarse según lo que sea el auditorio, el marco de circunstancias y el propósito del discurso. Estos factores de un buen discurso serán determinados por la clase de discurso que haya arreglado el orador. Otros discursos quizás varíen, siendo identificados el auditorio y el propósito por el marco de circunstancias. En todos los casos, el orador debe preguntarse: ¿Está el material adaptado al auditorio particular envuelto en la presentación? ¿Recibirá por él información e instrucción el auditorio?
En la preparación, pregúntese: ¿Qué quiero lograr con este discurso? ¿Cuánto de lo que quiero decir sabe ya esta persona o grupo? ¿Qué base o fundamento debo colocar antes de que estos puntos puedan hacerse claros? ¿Cómo lo diría de manera diferente a un grupo totalmente diferente? Las comparaciones muchas veces clarifican nuestros puntos de vista.
Trate diferentes maneras de abordar los asuntos ante diferentes grupos en su preparación, aunque sea solo para darse cuenta de la diferencia al considerar el auditorio y hacer el material informativo para el auditorio particular al que va a dirigir la palabra.
Para saber más sobre como tomar en cuenta al auditorio, lea el artículo “Como hacer una presentación útil”.
Práctico
Mucho se puede aprender, pero no todo ello es práctico. Para nosotros, el material informativo tiene que ver con las cosas que tenemos que saber, o para la acción que uno se propone. Queremos saber cómo usar esta información que hemos adquirido.
El orador, al prepararse, pudiera considerar este punto preguntando: ¿Qué principios guiadores deben hallarse en el discurso? ¿Pudiera usarse el material al tomar decisiones? Pocos discursos pueden contribuir a toda esta información, pero para ser práctico, el material que se presenta debe ser utilizable de algún modo para el auditorio.
Si desea saber más, lea el artículo «Cómo Hacer una Conclusión Impactante para un Discurso»
Exactitud en lo que dices durante el discurso.
Declaraciones equivocadas pronunciadas ante un auditorio quizás se repitan y el error se magnifique. Las inexactitudes que un auditorio reconoce hacen surgir preguntas en cuanto a la autoridad del orador en otros puntos, y quizás hasta hagan que se ponga en tela de juicio la verdad del mensaje mismo.
Información Adicional que Aclare el Discurso
Pensamientos presentados como resultado de la meditación o que se puedan obtener por investigación adicional sobre un asunto pueden contribuir mucho a un discurso y a veces pueden evitar una repetición no instructiva de información que el auditorio ya conoce. Añade frescura a la presentación, aviva el interés del auditorio y puede hacer verdaderamente deleitable un asunto con el que se está muy familiarizado. Además, da confianza al orador. Él se apresta a dar su discurso con un entusiasmo que nace de saber que tiene algo un poco diferente que presentar.
Un peligro que debe evitarse es la especulación privada. Se debe investigar a fondo el tema y tener parte de esa investigación como apoyo. Asegúrese de que lo que diga sea esclarecedor, no una falsa representación.
Al prepararse también es importante dar atención cuidadosa a cómo va a decir lo que se propone decir. El no dar atención adecuada a esto puede impedir que se comunique indebidamente con su auditorio, o puede estorbar el que ellos retengan lo que se dice.
No se debe expresar más de lo que razonablemente puede absorber el auditorio. Además, el material presentado a una persona joven o con poca educación tendría que ser simplificado considerablemente en comparación con material sobre el mismo asunto cuando se presenta a personas u autoridades en la materia.
Si quiere saber más detalles sobre ¿Por qué es importante la improvisación?, lea el artículo «Técnicas de la oratoria: La Improvisación.»
¿Cómo Saber Cuánto Material Incluir en su Discurso?
La comparación será una ventaja al prepararse. Analice lo que tiene para presentar. ¿Cuántos de estos puntos sabrá ya el auditorio, por lo menos en parte? ¿Cuántos serán completamente nuevos? Mientras más amplio el fundamento de conocimiento que ya se tenga, más se podrá edificar sobre él en un período de tiempo dado.
Pero si casi no se sabe nada del asunto que se considerará, entonces debe ejercerse gran cuidado en cuanto a cuánto se dirá y cuánto tiempo tomará explicar estos puntos para que el auditorio los comprenda completamente.
El orador que desea producir un buen discurso y mejorar su oratoria se enfrenta al mismo problema que el arquitecto que desea edificar una buena casa: ambos tienen que tener los materiales que necesitan. Si pone en práctica estas sugerencias, logrará diseñar un discurso fácil de entender, instructivo y con buen contenido.
0 comentarios